miércoles, 1 de junio de 2011

CHILE: “FALTA DE ALMA”, FALTA DE MEMORIA


Desde que el Estado chileno invadió nuestro País Mapuche no hemos vuelto a vivir en democracia, está diciendo nuestra Gente. Más de setenta días en huelga de hambre cumplen nuestros hermanos encarcelados por los Tribunales de Injusticia de la aristocracia / la oligarquía chilena. Actitud de dignidad que la derecha gobernante –desvergonzada- no quiere ver. Pero el soterrado malestar de la chilenidad parece que empieza poco a poco a aflorar, por fin; miles de personas salieron a las calles para manifestar su rechazo a la aprobación inconsulta de políticas que no respetan los derechos ciudadanos y el bien común, y que sólo favorecen a unos pocos empresarios de grandes grupos, ya se sabe

¿Y qué ha cambiado en Chile? El poeta Vicente Huidobro dio a conocer en 1925 su “Balance Patriótico” tan vigente hoy y, tristemente, tal vez hasta varios decenios más: “Un país que apenas a los cien años de vida está viejo y carcomido, lleno de tumores y de supuraciones de cáncer como un pueblo que hubiera vivido dos mil años y se hubiera desangrado en heroísmos y conquistas

Todos los inconvenientes de un pasado glorioso pero sin la gloria. No hay derecho para llegar a la decadencia sin haber tenido apogeo

Y luego la desconfianza, esa desconfianza del idiota y del ignorante que no sabe distinguir si le hablan en serio o si le toman el pelo. La desconfianza que es una defensa orgánica, la defensa inconsciente del cretino que no quiere pasar por tal cree que sonriendo podrá enmascarar su cretinismo, como si la mirada del hombre sagaz no atravesara su sonrisa mejor que un reflector

(...) Esto somos y no otra cosa. Es preciso que se diga de una vez por todas la verdad, es preciso que ni vivamos sobre mentiras, ni falsas ilusiones. Es un deber, porque sólo sintiendo palpitar la herida podremos corregimos y salvarnos aún a tiempo y mañana podremos tener hombres y no hombrinos

Decir la verdad significa amar a su pueblo y creer que aún puede levantársele y yo adoro a Chile, amo a mi patria desesperadamente, como se ama a una madre que agoniza

¡Pobre país; hermosa rapiña para los fuertes!

Y así vienen, así se dejan caer sobre nosotros; las inmensas riquezas de nuestro suelo son disputadas a pedazos por las casas extranjeras y ellos viendo la indolencia y la imbecilidad troglodita de los pobladores del país, se sienten amos y les tratan como a lacayos, cuando no como a bestias. Ellos fijan los precios de nuestros productos, ellos fijan los precios de nuestra materia prima al salir del país y luego nos fijan otra vez los precios de esa misma materia prima al volver al país elaborada. Y como si esto fuera poco, ellos fijan el valor cotidiano de nuestra moneda

¡Qué desprecio deben sentir los señores del cobre por sus abogados!

¡Qué asco debe sentir en el fondo de su alma el amo de nuestras fuerzas eléctricas por los patrióticos tinterillos que defienden sus intereses en desmedro de los intereses del país!

¿Y la justicia? La justicia de Chile haría reír, si no hiciera llorar. Una justicia que lleva en un platillo de la balanza la verdad y en el otro platillo, un queso. La balanza inclinada del lado del queso

Nuestra justicia es un absceso putrefacto que empesta el aire y hace la atmósfera irrespirable. Dura o inflexible para los de abajo, blanda y sonriente con los de arriba. Nuestra justicia está podrida y hay que barrerla en masa. Judas sentado en el tribunal después de la crucificación, acariciando en su bolsillo las treinta monedas de su infamia, mientras interroga a un ladrón de gallinas

Una justicia tuerta. El ojo que mira a los grandes de la tierra, sellado, lacrado por un peso fuerte y sólo abierto el otro, el que se dirige a los pequeños, a los débiles

Buscáis a los agitadores en el pueblo. No, mil veces no; el más grande agitador del pueblo es la injusticia, eres tú mismo que andas buscando a los agitadores de abajo y olvidas a los de arriba

(...) He ahí el símbolo de nuestros políticos. Siempre dando golpes a los lados, jamás apuntando el martillazo en medio del clavo. Cuando se necesita una política realista y de acción, esos señores siguen nadando sobre las olas de sus verbosidades

Por eso es que toda nuestra insignificancia se resuelve en una sola palabra: Falta de alma”.

Elicura Chihuailaf
Poeta Mapuche

Santiago, Mayo de 2011

No hay comentarios:

Publicar un comentario